domingo, 27 de marzo de 2016

Pastisseria Escribà y su nuevo concepto de la Mona de Pascua

Una de las tradiciones que se siguen manteniendo con la llegada de la Pascua es el comer la Mona de Pascua, un alimento típico de nuestra repostería cuya degustación simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado.

La mona de Pascua a través del tiempo ha ido evolucionando y se han ido creando diferentes variedades tomando cada vez más protagonismo aquellas que tienen el chocolate como principal ingrediente. Son verdaderas esculturas de chocolate, que en algunos casos alcanzan grandes dimensiones como es el caso de algunas de las monas que podemos encontrar en la Pastisseria Escribà.

Los orígenes de la Pastisseria Escribà se remontan al año 1906 cuando Mateu Serra i Capell, repartidor de carbón, se estableció por su cuenta como panadero en el número 546 de la Gran Via, y donde con el paso del tiempo las tres generaciones familiares posteriores han sabido mantener el negocio.

Fue el nieto de Mateu Serra i Capell, llamado Antoni  Escribà i Serra, quien desde muy pequeño demostró su gran capacidad creativa y quien descubrió el chocolate, y con él un sinfín de posibilidades que le llevaron a crear un nuevo concepto de mona distinto a la tradicional tarta catalana del  lunes de Pascua.

Tras su paso por París, donde conoció a la mujer de su vida, Jocelyne Thaloniat, hija del entonces considerado mejor pastelero francés, Étienne Tholoniat, regresó a Barcelona y tomó las riendas del negocio familiar al que más tarde se sumaron sus tres hijos: Christian, Joan y Jordi, que también deciden ser pasteleros y estudian en París, Suiza y Viena. En 1986, la familia Escribà abre una nueva pastelería en el nº 83 de la Rambla, en un local emblemático que había sido la antigua Casa Figueras y que en 1902 fue reformado por el pintor y escenógrafo modernista Ros i Güell.  En 1992, en plenas olimpiadas de Barcelona, en la playa de Bogatell, inauguran el Xiringuito Escribà que dirige Joan Escribà, mientras Christian y Jordi se dedican más al negocio de la pastelería. Finalmente, por desgracia, en el 2004, a consecuencia de un accidente, fallece Antoni Escribà, considerado el mago del chocolate. Actualmente, son sus hijos quienes mantienen la tradición chocolatera de la familia.


Por último, decir que este año el protagonista de la mona más espectacular que encontramos en el local de la Gran Via de la Pastisseria Escribà es el robot BB-8 del Episodio VII de Star Wars, que permanece acompañado de otros personajes más habituales cada año en las monas, como son  los protagonistas de las últimas películas de Disney y de las series infantiles televisivas.

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