Todavía hoy me acuerdo, cuando los domingos por la mañana iba al Mercat Dominical de Sant Antoni, lleno de ilusión, con mis cromos repetidos para poder cambiarlos por aquellos otros, que llevaba apuntados en un papel, y que me faltaban para completar la colección de mi serie de dibujos animados preferida.
A pesar del tiempo transcurrido, es una tradición que se ha mantenido y ha ido pasando de padres a hijos, y los domingos sigue siendo el día en que toca acercarse al Mercat Dominical de Sant Antoni, pero no sólo en busca de esos cromos que nos faltan para completar una colección, sino también en busca de un libro o una película, que a mejor está descatalogada y no es fácil de encontrar en las tiendas convencionales, un número en concreto de una revista o un cómic del que somos fieles seguidores, o ahora también en busca de ese videojuego que llevamos tiempo queriendo conseguir.
En cuanto a sus orígenes, decir que aunque no se conocen muy bien, parece ser que empezó siendo un simple mercado de libros de segunda mano, conocido como la "Fira de Bellcaire", que para algunos se celebraba en los alrededores del puerto y para otros siempre se celebró en el mismo lugar en que en el año 1882 se inauguraría el Mercat de Sant Antoni.
Con la inauguración del Mercat de Sant Antoni de estilo modernista, la Fira de Bellcaire se trasladó a la Ronda de San Pablo y posteriormente a las calles Urgell, Tamarit y Ronda de Sant Antoni. Y fue en esta Ronda donde aparecieron los primeros libreros de la ciudad junto con todos los paradistas de la Fira.
Entre 1920 y 1936, la Fira de Bellcaire se trasladó nuevamente de emplazamiento y está vez se instaló en la Avenida del Paralelo, al lado del Molino, y fue aquí donde se institucionalizó el Mercado del Libro de Ocasión, se alcanzó el número de 300 paradas y se creó la primera agrupación de paradistas con el objetivo de especializarse en la venta exclusiva de libros.
Finalmente en 1936, cuando tras una reivindicación cada vez más fuerte por parte de la agrupación de paradistas, debido a las inclemencias meteorológicas que sufrían, se llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona para utilizar las marquesinas del mercado de Sant Antoni, que en aquel entonces se conocía como Mercat del Padró, convirtiéndose así en el nuevo y definitivo emplazamiento del Mercado del Libro de Ocasión, que desde hace ya bastantes años, ha pasado a llamarse de la misma forma por la que siempre ha sido conocido, el Mercat Dominical de Sant Antoni.
En la actualidad, instalado de manera provisional, a causa de la obras que se llevan a cabo en el propio Mercat de Sant Antoni, en la calle Comte d'Urgell entre las calles Tamarit y Floridablanca y en el tramo de la calle Tamarit que va de Comte d'Urgell a Comte Borrell, sigue siendo todo un clásico en nuestra ciudad, muy recomendable para distraerse la mañana de los domingos, y, al mismo tiempo, acercarse a la cultura impresa en papel de la que por momentos parece que nos alejamos. Decir también por último, que curiosamente es una de las ferias de estas características más grande del mundo y llega a ser visitado semanalmente por cerca de más de 15.000 personas.
Solo comentar que creo que el Dominical del libro, fue una escisión de la Fira de Bellcaire, que actualmente es el mercado de Las Glorias.
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